"Mi nombre es Edvin Knecht"
Mi nombre es Edvin Knecht, nací el
01/06/1937. Mis padres fueron Gottfried Knecht y Sophie Juchum, ellos
llegaron a la argentina en 1936 en busca de su heimat (terruño) ya
que Alemania se encontraba empobrecida por las guerras. Dejaron su
ciudad Josehov y viajaron en un barco polaco hacia Argentina, luego
de unos días viviendo en el puerto deciden radicarse en misiones,
adquieren una chacra en el Km 40 de Leandro N. Alem que en ese
entonces era todo selva. Fue muy duro para mis padres hacerse camino
al no saber el idioma, fueron muy humildes pero con mucha fe en Dios
salieron adelante y pudieron criar a mis hermanos Lidia y Guillermo
(ya fallecido). Íbamos a la escuela abriéndonos camino entre las
malezas. Actualmente todavía vivo en el lugar donde nací.
Me bautizaron en la navidad de 1937
por el pastor Federico Hoppe. Confirmado por el Pastor Mornau en
1952. Casado por el Pastor Egler con Hermina Portillo en 1964. Tengo
6 hijos Claudia, Tomas, Walter, German, Mariane, y Cristina. Y 12
nietos.
Mi servicio como laico comienza a los
17 años aproximadamente, preparado en la realización de cultos,
bautismos, casamientos y sepelios en idioma alemán por el Pastor
Mornau, ya que su contrato se vencía y nos quedábamos sin Pastor.
Mi primera experiencia fue unir en
matrimonio al Sr Wolfle y a la Sra Spachman de Picada Sueca.
Testigo soy (Lucas Millenaar)
Gracias a mis padres que prometieron en mi bautismo sostener en el tiempo, con la dirección de nuestro Dios, el pacto que Él estableciera con Abraham, me leían diariamente la Biblia desde que tuve uso de razón, así mismo me llevaron a la iglesia donde conté con maestras de escuela dominical que me transmitían el amor de Dios, los valores y el respeto a mi prójimo.
También puedo atestiguar en mi juventud las enseñanzas de mi maestro pastor Juan van der Velde quién me profundizó en la doctrina reformada y a su vez en el mundo ecuménico, defensa de los derechos humanos y la preferencia de Dios por los pobres. Fui y soy testigo de oídas y ocular de que los hechos y palabras van juntos en pos de la propagación del evangelio en la que no somos constructores del reino de Dios en este mundo, ya que es Él quién lo construye y establece y nosotros instrumentos y mayordomos en sus manos para su logro.
Mi vida día a día (Carlos Amarillo)
Mi vida día a día se llena de gratitud a Dios por aquellas personas que me enseñaron a caminar en las sendas de Jesús. Cuando pienso en testigos, recuerdo a mi abuela y mi tía preparándonos para ir al culto, ir a la capilla del campo que con tanto esfuerzo habían levantado mis bisabuelos y tantos otros que hoy son parte de la nube de testigos… recuerdo la alegría de ver a la Seño Sylvia que nos esperaba para la Escuela Dominical y contarnos esas historias bíblicas que fueron moldeando mi vida. Hay imágenes que no se borran, historias bíblicas que son sustento para el diario caminar, e historias de testigos que me animan en la maravillosa tarea de ser testigo del Resucitado, me animan seguir anunciando, sirviendo, a no quebrar esa larga cadena de testigos y testimonios…
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